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¿Qué elementos determinan el riesgo de incendio?

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Conocer los elementos que determinan el riesgo de incendio es fundamental para prevenir incendios, ya que te ayudará a evitar que ocurra un accidente.

También debes entender cómo interactúan entre ellos estos factores, porque es la forma en que podrás actuar si detectas que algo malo puede ocurrir.

Esta información te puede resultar muy útil para evitar daños económicos, materiales y humanos, ya que es a través de las medidas de protección para evitar incendios como se puede alejar el peligro.

Además, el Real Decreto 513/2017 de 22 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de instalaciones de protección contra incendios, establece la obligación de las empresas de contar con medidas de protección contra incendios.

Diferencia entre fuego e incendio

Lo primero que vamos a explicarte es la diferencia entre el fuego y el incendio, ya que no son lo mismo y no requieren la misma forma de actuar por tu parte cuando aparecen.

El fuego es una reacción química de combustión que se manifiesta a través de una fuerte emisión de luz y calor. Un buen ejemplo puede ser una hoguera en un campamento o la llama de una estufa de leña.

El incendio es un fuego descontrolado y siempre tiene efectos no deseados que afectan a la salud por un lado (gases tóxicos, humo, temperaturas altas) y provocan daños materiales en edificios, objetos, instalaciones…

Para que exista un incendio es necesaria la presencia de ciertos elementos que vamos a comentar a continuación y que, por lo tanto, no se pueden perder de vista a la hora de hablar de seguridad contra incendios.

Factores de riesgo de incendios

El riesgo de incendio se mueve entre la posibilidad que hay de que ocurra y los daños que puede ocasionar.

¿Y de qué depende esa posibilidad? De que se junten medidas de prevención de incendios que se han ignorado, que es la interacción entre los factores que comentamos un poco más abajo.

En el momento en que se unen estos factores con ciertas circunstancias favorables a su alrededor, el fuego inicial se descontrola y se llega al incendio.

Estos factores también se conocen con el nombre de “triángulo de fuego”

Combustible

Un combustible es cualquier material que puede arder. Para llegar a esto tiene que emitir gases o vapores, aunque es posible encontrarlo en forma sólida, líquida o gaseosa antes de llegar a arder.

La forma de eliminar o reducir la presencia de combustibles es sustituir esos materiales por otros que sean menos inflamables. Si no es posible, se pueden cubrir con materiales ignífugos, reducir la cantidad o procurar no acumularlos.

Comburente

El comburente es el elemento que se mezcla con el combustible y provoca que entre en combustión. Por lo general suele ser el oxígeno del aire, pero según la circunstancia puede ser otra cosa.

Esto supone que el comburente, es decir, uno de los factores de riesgo de incendio, siempre esté presente. De modo que hay que poner el foco de la prevención en especial, tanto en el combustible como en la energía de activación, el siguiente elemento.

Energía de activación

Es el calor que lleva al combustible y al comburente hasta la temperatura adecuada para que comience la combustión. El calor llega hasta estos elementos a través de los focos de ignición.

Por último, una vez que se ha desatado el incendio, es frecuente que ocurra una reacción en cadena a través de la cual el fuego incontrolado se alimenta a sí mismo y ya no necesita factores externos para seguir produciendo calor y luz.

Un ejemplo de interacción de estos factores que dan lugar a un incendio es cuando una colilla de un cigarro mal apagada (energía de activación) cae sobre cajas de cartón amontonadas (combustible) y prenden debido a la acción del oxígeno del aire (comburente).

Para evitar que eso ocurra, es muy importante mantener el espacio limpio y ordenado para evitar la acumulación de basura, embalajes y otros residuos que sirvan de focos de ignición y extiendan el incendio. 

Aunque esto no garantiza al 100% que no va a producirse un incendio, cuantas más medidas de prevención se pongan en marcha, más disminuirán las posibilidades de que se genere fuego.

Se ha observado que el fuego puede propagarse también a través de líquidos inflamables e incluso por partículas que haya en el aire, por lo que hay que tener el máximo cuidado.

Además, hay otro factor que puede intervenir a la hora de que se desate un incendio y es la presencia de corriente eléctrica, un peligro añadido en edificios.

De hecho, una causa frecuente de incendio son problemas con el sistema eléctrico relacionado con electrodomésticos, transformadores o tan solo cables en mal estado.

Si se produce un incendio por causas eléctricas hay que añadir un riesgo adicional, ya que además del fuego, puede haber daños por electrocución, lo que implica precauciones extras incluso a la hora de intentar apagar el incendio. 

Por esto es importante revisar a menudo el sistema eléctrico, cambiar los materiales que se estropeen y reparar cualquier avería por pequeña que sea.

Si en el entorno laboral hay equipos de soldadura o corte con llama y electricidad, también hay que formar a los empleados en seguridad y prevención.

Lo más importante es realizar un análisis del entorno laboral en el que se distingan los posibles riesgos de incendio, y a partir de ahí, tomar las medidas y precauciones necesarias para evitar que ocurra.

Además, es necesario contar con un buen equipo de detección y extinción de incendios y realizar una formación básica al personal por si llegara a suceder un accidente.

Conclusiones sobre los factores de riesgo de incendio

El riesgo de incendio asegura que en algún momento pueda ocurrir un accidente y por ello es necesario conocer cuáles son los elementos que intervienen en él.

Si llega a producirse, algo que no se puede prever ni controlar, es imprescindible reaccionar con rapidez y eficacia para reducir el impacto de los daños en la medida de lo posible.